Si estás pensando en realizar lecciones grupales

Estar alineado en valores facilitará el aprendizaje. Interesarse en las lecciones de educación sexual es un buen comienzo, pero algunos temas sobre los que podrían ahondar son la abstinencia, las comunidades LGBTQ+, el aborto y la pornografía. No tienes que estar completamente de acuerdo, pero resulta útil si tienen valores similares. También podría preguntar sobre su comodidad con los mensajes sexualmente positivos (p. ej., “el sexo puede ser divertido cuando se aborda de manera responsable” y “las relaciones sexuales sanas pueden ser una parte importante de una vida sana y feliz”) frente a los mensajes tradicionales basados en el miedo y la vergüenza. Además, considera las relaciones de tu joven con las otras personas en el grupo. ¿Hay alguna dinámica social que podría facilitar o dificultar el aprendizaje? 

Compartir con varias personas difunde el trabajo, pero también significa que los jóvenes se tienen que acostumbrar a un educador nuevo cada vez.

¿Hay algún tema que esté fuera de los límites o sea incómodo para ciertas familias?

Se sugiere que un padre/cuidador dirija una lección para completar nuestra serie de conversaciones de tres partes para padres/cuidadores, de modo que obtengan habilidades básicas y autoconocimiento.

Las preguntas basadas en valores suelen incluir lenguaje de “deber/no deber” o “es correcto/incorrecto”. La práctica recomendada para los educadores sexuales es responder las preguntas basadas en hechos y redirigir las preguntas basadas en valores a los padres/cuidadores; tu grupo podría establecer esta expectativa.

Pueden surgir toda clase de cosas en estas conversaciones, desde preguntas divertidas hasta confesiones de abuso. Planifica con antelación lo que los líderes de la lección pueden o no pueden compartir con otros padres/cuidadores, y lo que no deberían compartir. La práctica recomendada para los educadores sexuales es mantener la privacidad lo más posible (¡no chismear sobre malentendidos!), pero pueden compartir todo aquello que afecte la seguridad física, emocional o mental de un joven.  
** Habla anticipadamente sobre estos acuerdos con los jóvenes del grupo y asegúrate de que ellos también los acepten. Puedes decir algo así: “Para que todos se sientan seguros y puedan aprender, debemos acordar que lo que pase aquí, se queda aquí. Nadie compartirá las preguntas que se hicieron o cualquier información personal compartida con ninguna persona fuera de este grupo. Eso incluye que no pueda contarles nada a sus padres, excepto si oigo algo que me genere preocupación por su seguridad física, mental o emocional; entonces, tendré que hablar con sus padres”.